Hay quienes lo usan como carta de presentación y quienes lo utilizan como criterio para seguir o no a otro twittero. Esto puede llevar engaño, ya que en ocasiones son restos de un pasado mejor, o incluso de una etapa diferente (muchos graciosotes tuvieron un pasado poetuitero y viceversa) y los followers exigen indignados el producto ofertado en el escaparate. Puede producirse también que el propio autor no esté orgulloso de los susodichos, comenzando entonces a espetar “esos tweets no me representan” o en su defecto a hacer refritos de tweets que sí considera merecedores de tal honor, y esperar que sus followers sepan apreciarlos. En caso de que todo esto falle, siempre queda la opción de las amenazas por DM o el autofaveo. Cuenta la leyenda que incluso hay usuarios que han llegado a borrar tweets con una cantidad elevada de favs, pero eso se lo dejamos a Iker Jiménez.
Académico: Omar Deschain.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarO más.
Yo creo que no da ni una, pero por llevarle la contraria a Alfrego. En verdad me gusta el post.
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